¿Qué es la Ley Concursal y cuáles son sus aspectos clave?

La Ley Concursal en España establece el marco normativo para la gestión de situaciones de insolvencia, ofreciendo soluciones tanto a personas jurídicas (empresas) como a personas físicas (autónomos y particulares) que enfrentan dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras. Su principal objetivo es ofrecer una solución equilibrada entre los derechos de los acreedores y las necesidades del deudor, fomentando soluciones que minimicen el impacto negativo en la economía, el empleo y el tejido empresarial.

Entre las principales herramientas que recoge la Ley, destacan la reestructuración de deudas, para facilitar la viabilidad de empresas en crisis, y la liquidación de activos, en caso de que no exista otra alternativa y priorizando una gestión ordenada de los recursos. En ambos escenarios, se busca preservar la actividad económica siempre que sea viable, protegiendo los intereses de todas las partes involucradas.

¿En qué consiste la Ley concursal y cuál es su objetivo?

Objetivos fundamentales de la Ley Concursal

El objetivo principal de la Ley Concursal es evitar que las empresas que atraviesan una crisis económica se vean forzadas a una liquidación inmediata, lo que conllevaría el cierre de la empresa y la pérdida de empleo. En lugar de ello, la ley ofrece mecanismos para proporcionar una segunda oportunidad a los deudores, facilitando la reestructuración de sus deudas o la venta parcial o total de sus activos para saldar las obligaciones económicas. Este enfoque busca garantizar la continuidad de la actividad empresarial, preservando su capacidad operativa y productiva. La normativa protege también los intereses de los acreedores, permitiendo que recuperen parte de lo adeudado de manera más eficiente que en un escenario de liquidación inmediata.

Asimismo, la Ley Concursal incorpora un componente social relevante: la protección de los trabajadores y del tejido empresarial. Al fomentar la continuidad de las empresas y la actividad productiva, ayuda a mitigar las consecuencias negativas de la pérdida masiva de empleos y la desaparición de sectores productivos esenciales para la economía.

¿Cómo funciona el procedimiento concursal?

El procedimiento concursal comienza cuando se reconoce la insolvencia de una empresa o autónomo. Los procedimientos concursales pueden iniciarse de manera voluntaria por el propio deudor o a solicitud de los acreedores como procedimiento necesario, al no recibir los pagos adeudados.

Una vez iniciado el procedimiento, se nombra un administrador concursal que se encargará de gestionar la empresa durante el proceso, velando por los intereses de los acreedores y ayudando a la empresa a presentar su propuesta de pago o reestructuración.

Última reforma de la Ley Concursal: Cambios que debes conocer

En 2022, se introdujo una reforma importante en la Ley Concursal que modificó varios aspectos del proceso, especialmente para las microempresas y autónomos, facilitando el acceso a procedimientos de insolvencia más rápidos y menos costosos.

Principales modificaciones de la Ley Concursal

Una de las reformas más destacadas es la creación de un procedimiento especial para microempresas y autónomos, lo que facilita una reestructuración de deuda más ágil y económica. Este procedimiento está diseñado para empresas con menos de 10 empleados y un volumen de negocio inferior a 700.000 euros o un pasivo inferior a 350.000 euros​.

Además, la reforma permite que las empresas puedan optar por un plan de reestructuración, que les permite seguir operando sin necesidad de liquidar sus activos. Este plan de reestructuración es similar al convenio concursal, pero con importantes diferencias, como que el silencio de los acreedores se considera un voto favorable al plan.

Impacto de la última reforma concursal en la resolución de concursos

La reforma de la Ley Concursal ha supuesto avances significativos al hacer que el proceso sea más rápido y menos costoso, ofreciendo, en principio, grandes ventajas para pequeñas empresas y autónomos que carecen de recursos para afrontar largos procesos judiciales.

Entre los aspectos clave de esta reforma destacan la tramitación electrónica de los procedimientos y la simplificación de trámites, concebidos para facilitar que los pequeños negocios puedan gestionar su insolvencia de forma más eficiente. Sin embargo, en la práctica, la implementación de estas herramientas digitales se ha visto dificultada por problemas técnicos y operativos, como plataformas inestables, falta de interoperabilidad entre sistemas o formación insuficiente para los usuarios.

Estas dificultades han generado demoras y frustraciones, especialmente en un contexto donde la agilidad es crucial para evitar la liquidación de empresas viables.

¿A quién se aplica la Ley Concursal?

La Ley Concursal es aplicable tanto a empresas como a personas físicas que se encuentren en situación de insolvencia. Sin embargo, su aplicación varía dependiendo del tipo de deudor: si es una persona jurídica (empresa) o persona física (autónomo o individuo).

Casos en los que se puede aplicar la Ley Concursal

La ley puede aplicarse a aquellos que no pueden hacer frente a sus obligaciones financieras. Para ello, se requiere que la insolvencia sea actual o inminente, lo que implica que el deudor no puede pagar sus deudas ni en el corto ni en el largo plazo. La Ley Concursal también se aplica en casos donde el deudor no ha podido llegar a un acuerdo extrajudicial con sus acreedores.

Requisitos para solicitar el concurso de acreedores

Para solicitar el concurso de acreedores, tanto el deudor como los acreedores deben cumplir ciertos requisitos legales. En primer lugar, el deudor debe demostrar que está en una situación de insolvencia y presentar una solicitud formal ante el juzgado. En el caso de las microempresas y autónomos, este proceso se simplifica a través del procedimiento especial que se implementó en la reforma de 2022.

¿Cómo afecta la Ley Concursal a los autónomos y microempresas?

La reforma de la Ley Concursal de 2022 ha supuesto un cambio significativo para los autónomos y microempresas al introducir un procedimiento especial diseñado para reducir los plazos y costes asociados a los procesos concursales. Este mecanismo simplificado, aplicable a empresas con menos de 10 empleados y un volumen de negocio inferior a 700.000 euros o un pasivo menor a 350.000 euros, combina etapas preconcursales y concursales en un único procedimiento electrónico.

El principal objetivo de este modelo es evitar la depreciación de los activos mediante una resolución más ágil, lo que, en teoría, debería maximizar el retorno para acreedores y garantizar la continuidad de las empresas viables. Además, la liquidación de activos, cuando la continuidad no es posible, puede realizarse a través de métodos como subastas extrajudiciales, que agilizan el proceso liquidatorio.

Sin embargo, en la práctica, este enfoque presenta ciertos desafíos. Uno de los aspectos más controvertidos es la eliminación de la intervención directa de tribunales o administradores concursales. Aunque la ausencia de un administrador concursal puede reducir los costes, también genera inseguridad jurídica. La falta de supervisión especializada puede derivar en procedimientos menos transparentes o en decisiones que comprometan los derechos de acreedores y otras partes interesadas. Este riesgo de inseguridad jurídica, unido a la inexperiencia de algunos deudores en la gestión de procesos complejos, puede diluir los beneficios originalmente previstos, como la celeridad y la maximización del retorno.

Para los autónomos, la reforma de la Ley Concursal también representa una oportunidad crucial para aliviar situaciones de insolvencia de forma más accesible. Al permitir que se acojan al procedimiento especial sin necesidad de pasar por el concurso tradicional, se les ofrece un camino simplificado que reduce la carga económica y administrativa. Además, si cumplen con los requisitos establecidos, pueden acceder a la asistencia jurídica gratuita, lo que elimina una barrera importante para quienes enfrentan dificultades financieras. Este soporte puede ser decisivo para garantizar un tratamiento justo y eficiente durante el proceso.